LA JUSTICIA PENAL COMO UN CAMPO DE “JUEGO” Por: Dr. Gianthony Tavárez Correa.


Por: Dr. Gianthony Tavárez Correa

Para comprender los principios y el sentido del proceso de la justicia penal, es necesario tener una visión de campo. Para tener esa visión es preciso que comprendamos que el accionar de jueces, fiscales, defensores, etc., se realiza en el marco de la vida social, pero, otra vez, no debemos ver a esa vida social como una “cosa” sino como un espacio social donde existen actores, cada uno con sus intereses, sus herramientas, etc., nos es más útil ver el espacio social como un campo de juego en el que existen jugadores. Como todo campo de juego, cada espacio social adquiere especificar porque en él se pone en juego algo, se juega algo. Como veremos más adelante en este escrito lo que se pone en juego en el campo de la justicia penal es la violencia que ejerce el Estado (el como, en qué casos y con qué costo aplico esa violencia) y los limites que le debemos imponer para que la libertad de las personas no corra riesgos inadmisibles. También a ese campo de juego lo solemos llamar “Sistema Penal” y esta denominación es más pertinente porque nos señala con mayor claridad la diversidad de “jugadores” que existen en ese campo de juego. 

          En el sistema penal existen muchos jugadores, tanto personales (cada uno de los operadores del sistema penal) como institucionales, tales como el ministerio público, los tribunales, la policía, la defensa pública, las escuelas de derecho, etc. Cada jugador tiene reglas de juego que cumplir y expectativas acerca del juego de los otros. No necesariamente el juego de estos jugadores debe ser “armónico” ya que ello no solo es una ilusión, sino que mucho de estos jugadores necesariamente deben jugar su propio juego (a nadie se le ocurriría que en juego de futbol o beisbol todos los jugadores jugaran para el mismo equipo). Lo que todo jugador debe saber es que el resultado final del juego será siempre el producto del juego de todos. Nadie puede pensar o actuar como si estuviera solo en el campo de juego porque eso es irreal y nocivo para todo el juego. Esta idea que parece obvia no lo es en la práctica de la justicia penal. Un fiscal no puede actuar como si los defensores no existieran o molestarse porque los defensores jueguen su juego. Tampoco el juez puede jugar su juego como si las partes no existieran y mucho menos el conjunto de jugadores “profesionales” pueden jugar como si otro jugadores (las víctimas, los imputados, los ciudadanos) no existieran.
No todos los jugadores tienen la posibilidad de jugar su juego del mismo modo. Si ahora usamos el símil de un juego de cartas (el póker, por ejemplo) cada jugador tiene una cantidad de fichas que puede apostar. Como nos enseña Pierre Bourdieu, Cada jugador tiene su capital, este capital puede ser económico ( por ejemplo una organización tienen más o menos recursos o presupuestos), cultural (el conjunto de conocimientos, habilidades y capacidades expresivas), social (el conjunto de relaciones sociales dentro de ese campo y fuera del, por ejemplo con otros sectores u otras organizaciones, políticas, empresariales, sociales, etc.) y finalmente capital simbólico (es decir el nivel de reconocimiento, respeto, legitimidad que, gracias a la posesión de las otras formas de capital, poseen los jugadores). Cada jugador tiene  un total de fichas, de capital, compuesto por todas esas formas de capital y juega su juego sobre la base del capital que posee. 

          Ahora bien, también cada jugador juega en el juego, volviendo ahora mas símil del beisbol o el futbol, según la posición que ocupa en ese campo, esa posición siempre existe y si bien no cambia permanentemente tampoco es necesariamente rígida. Es muy importante en esta visión tener en cuenta la posición que cada jugador realmente ocupa y no la que debería ocupar. Se puede buscar acomodar a los jugadores en la posición que deberán ocupar, y por eso es, por ejemplo, unos de los objetivos de la pasada reforma a la justicia penal (cambiar la posición de ciertos jugadores que estaban donde no debieron de estar, por ejemplo que los fiscales investiguen, que los jueces solo juzguen, etc.) pero no se puede desconocer el lugar o la posición que realmente ocupan. Conocer y comprender estos cambios de posiciones es central para la comprensión en cuanto a la forma de la justicia penal. Se debe tener claro la posición que se debe ocupar y la que efectivamente se tiene porque eso marca la trayectoria del cambio de posiciones y su grado de dificultad.

          La posición de los jugadores no nace de un día para el otro si no que se ha ido configurando históricamente en base a como se ha ido desarrollando el juego. La posición que ha tenido un jugador le ha generado un habitus, es decir una predisposición para jugar como se juega en ese puesto, que por otra parte, lo va a empujar a buscar posicionarse otra vez en el puesto que conoce y ha venido jugando. Desde su posición, le construye un sentido de juego que es lo que nutre y genera  sus prácticas concretas. Modificar los puestos de los jugadores no es simple y necesita una estrategia que se sustente en planes, alianzas entre los actores y un conocimiento muy claro de lo que realmente ocurre y las funciones reales de cada puesto de juego. A partir de allí se puede comprender la dinámica de juego y como con los nuevos instrumentos normativos procesales y organizacionales se generaron modificaciones en esa dinámica de juego.

          Todos estos elementos son fundamentales para comprender el proceso de justicia penal. Desde esta perspectiva es donde comprendemos el sentido y la razón de los cambios, de los principios, de las instituciones y también de las dificultades que hay que afrontar. Aprender a mirar el campo de juego, tener conciencia de lo que está en juego y saber jugar conforme a las reglas, es una condición “sine qua non”  para comprender los principios generales del sistema de justicia penal.

1 comentarios:

Atm dijo...

Excelente artículo, en vista de que, estructuralmente hablando, es posible asimilar la Justicia Penal a un juego de estrategias. Considero que una de las grandes deficiencias de nuestro actual sistema penal no es el Código Procesal Penal, sino más bien el hecho de que algunos actores del sistema no están plenamente identificados con su rol dentro del "juego", o bien se olvidan de muchas reglas, o sencillamente, quieren ganar siempre, cuando no cuentan con las herramientas necesarias para hacerlo.

Publicar un comentario